Implica un esfuerzo al empresario por certificarse como empresa formadora, y una inversión de tiempo dedicado a formar al aprendiz, pero por otro lado asegura que el trabajador acaba adquiriendo las habilidades que necesitas.
Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el paro en España de los menores de 25 años es del 30,2%, 10 veces más que en Munich. Y uno de los responsables del abismal diferencia entre ambos territorios no son las horas de sol ni el tipo de gastronomía, sino la calidad y el grado de implantación de la formación profesional dual.
Es por ello que en España las empresas ya buscan más graduados en FP que universitarios porque este modelo garantiza unos contenidos más adecuados a las necesidades del sector industrial, optimizando la inversión por parte de la empresa en la formación de los trabajadores, y garantizando un futuro para el joven que está aprendiendo.